Columna: AQUÍ TE LO CUENTO. El Congreso local y algunos privilegios de la prensa.
Qué tiempos aquellos cuando a los reporteros y fotógrafos que cubren la fuente política en el Congreso del estado, nos dejaban pasar al Pleno donde se realizan las sesiones para realizar nuestra labor periodística.
Eso ahora prácticamente solo existe en nuestra memoria.
Te cuento.
Por lo menos desde hace unos 8 años, a la prensa ya no se le permitió ingresar de lleno al Pleno del Poder Legislativo desde que operaba en el antiguo edificio en la 5 Poniente, en el Centro Histórico de Puebla.
El argumento fue que “por lineamientos de Protección Civil” ya no se dejaba ingresar por el deterioro del inmueble, según; solo algunos segundos o minutos para tomar fotografía o video. Pero no más de 5 minutos.
Aunque a veces ese espacio se llenaba cuando los diputados y diputadas llevaban a sus acarreados.
Hasta ahí con el edificio viejito.
Ahora, en la nueva sede, la práctica de prohibir a los medios de comunicación que cubrimos la fuente estar en el Pleno se sigue aplicando. Solo entrar, tomar foto y para afuera.
Y eso que el edificio, en la zona de Los Fuertes, es nuevo y más amplio.
Nadie sabe ahora cuál es el argumento.
Ya hay varias quejas de compañeros/as reporteros y fotógrafos que han recibido malos tratos de parte del personal de seguridad al sacarlos, sí, literal, sacarlos del Pleno.
Pero eso sí, hay medios privilegiados.
Ahora, como “directoras de medios de comunicación”, a Sandra y Viridiana, se les permite ingresar al Pleno, casi, casi en la zona VIP.
Las sientan en el área de galerías, lugar al que la prensa no puede acceder durante las sesiones del Congreso. ¡Qué tal!
¿Acaso el Poder Legislativo que dirige Laura Artemisa García Chávez, está marcando que hay prensa de primera y de segunda?
Despidos en Finanzas
Me cuentan que a algunos trabajadores de la Secretaría de Finanzas del estado los están corriendo.
Les inventan chismes de corrupción y los obligan a firmar sus renuncias.
Y son muchos.
No les quieren pagar conforme a la ley. A algunos los sacaron de las oficinas con policías.
¿Sabrá el gobernador Alejandro Armenta sobre ese tipo de prácticas?