Deforestación en La Resurrección Puebla: ¿qué es y por qué nos afecta?
La tala de árboles en zonas boscosas situadas entre la junta auxiliar de La Resurrección, San Miguel Canoa y La Malinche, afecta al medio ambiente de Puebla y sus alrededores con consecuencias casi irreversibles.
La secretaria de Medio Ambiente Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (SMDASOT), Beatriz Manique Guevara, ha destacado que La Malinche es Área Natural Protegida Federal bajo la categoría Parque Nacional, declaratoria que fue obtenida en 1938.
En ese sentido, ha detallado que de la superficie total, 27% corresponde a Puebla, es decir, casi 12 mil 500 hectáreas.
Aunque la funcionaria estatal ha reconocido que enfrentan problemas de tala por parte de grupos organizados, así como presión urbana, se desconoce una cifra aproximada de cuántos árboles se han perdido por estas prácticas.
Sin embargo es importante destacar que en un artículo “Retos ambientales, económicos y sociales, en la cadena de valor del sector maderero de Puebla” publicado en 2022 por la Revista Mexicana de Ciencias Forestales, Puebla resultó entre uno de los 10 estados con mayor fluctuación de la producción forestal maderable en el periodo de 2003 a 2017.
De acuerdo con el doctor en Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), Francisco Javier Sánchez Ruiz, la deforestación en esta zona es un problema que no ha podido erradicar ningún gobierno estatal, ni federal y desafortunadamente, aunque las autoridades sembraran árboles, tardaría muchos años para lograr reestablecer el punto a como se encontraba años atrás.
“La gente que se dedica a esta actividad, algunos dicen yo talo pero también siembro árboles, pero realmente no saben cuánto tiempo tarda para que pueda un arbolito o un espécimen de estos a llegar a la madurez del nivel en que ellos lo están talando. El daño no se reduce, sin embargo se requieren de urgentes acciones mínimo el sembrar más árboles”, dijo el catedrático.
Aumento de temperatura, mala calidad del aire y riesgo de deslaves
El especialista refirió que la tala ilegal ha permitido que haya un incremento de temperatura, y que no exista capacidad de regeneración de los mantos acuíferos ni retención de agua sobre la superficie, lo que podría provocar deslaves en algunas partes montañosas.
Cabe recodar que los árboles liberan oxígeno y transforman el dióxido de carbono en biomasa, reduciendo el efecto invernadero; esto permite regular el clima, regular los ciclos hidrológicos y contribuyen a evitar inundaciones, prevenir la erosión de los suelos.
La tala de árboles en esta zona ha generado una serie de problemáticas más, como la mala calidad de aire en Puebla, pues destacó que los árboles atrapan cenizas y contaminantes, por lo que al haber menos especies, las particulas contaminantes emergen de mayor manera en el ambiente.
¿Cómo se comercializa la madera proveniente de árboles talados ?
De acuerdo con el Diccionario de la lengua española (DLE) la deforestación es “despojar un terreno de plantas forestales”. Este fenómeno es provocado por el impacto de actividades humanas o por causas naturales, y tiene como consecuencia la pérdida de bosques y selvas.
Ante el grado de deforestación que hay en esta zona, se venden polines de madera a luz del día en diferentes zonas de la capital poblana, sin que las autoridades hagan algo al respecto.
Los árboles son fuente de materia prima para la venta de estos; los polines son barras alargadas que suelen fabricarse con pino blanco, estos funcionan como armazón de construcciones debido a la resistencia.
Estas prácticas generan ganancias de entre 175 mil pesos a 300 mil pesos semanales por la venta de dichos ejemplares.
Además de los polines, la madera de los árboles se usa para la elaboración de medicinas, alimentos, papel, combustible, fibras, corcho, resinas y caucho.
De acuerdo con Eduardo N, quien prefirió omitir sus apellidos por temor a represalias, son al menos dos grupos de personas organizadas quienes se dedican a derribar árboles de 20 a 30 metros, los cuales tienen al menos 50 años de antigüedad.
Oyameles y encinos, lo más solicitados
Eduardo, quien también es propietario de 10 hectáreas en la zona del Yuntajo, indicó que son los oyameles y encinos, los más comercializados.
Estos árboles suelen venderse regularmente para la venta de polines y los principales clientes son la industria de la construcción y madedererías, parte de lo que sobra se vende como leña.
Por su parte, el catedrático de la UPAEP, señaló que de un árbol pueden salir de cuatro a cinco tablones, refirió que algunas de esas maderas también salen del país, pues algunas especies son muy solicitadas para la producción de guitarras y muebles de alta calidad en el extranjero.
Un árbol talado puede gener de 3 mil 500 a 7 mil pesos
De acuerdo con propietarios de algunas hectáreas de esta área boscosa, los polines rondan entre 65 a 100 pesos.
“La mayoría de árboles que cortan los talamontes, sacan los oyameles, pinos para vender polines y tablas, los venden en la capital poblana y los madereros sacan entre mil y mil 500 polines, y los usan para la construcción”, indicó otro propietario anónimo.
Refirió que un árbol grande puede generar hasta 50 polines, y calculan que como mínimo a la semana se llegan a talar hasta 50 árboles de esta zona.
“Hemos estado batallando con estos grupos, los carboneros y los talamontes y de San Miguel Canoa y son necios y de alguna manera han encontrado la impunidad y aunque se les denuncia y pues no actuaron y de hecho se les puede parar, y llegan a una zona donde pueden intervenir las autoridades pero no lo hacen”, señaló.
De acuerdo con el gobierno federal, un árbol hasta 12 kilogramos de bióxido de carbono (CO2) y exhala oxígeno suficiente para una familia de cuatro personas
Operación e impunidad
Pobladores de la Resurrección aseguran que está problemática es del conocimiento tanto de las autoridades municipales, como estatales y federales.
Señalaron que los talamontes suelen acudir a las zonas boscosas después de la media noche para poder cortar los árboles sin que los habitantes de estas demarcaciones se den cuenta.
Aunque ciudadanos han interpuesto denuncias sobre estos hechos ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la situación no ha cambiado.
Lo anterior fue señalado por los propietarios, quienes indicaron que cada día es menor la cantidad de árboles en la zona mencionada.
Mario Hernández, habitante de La Resurrección señaló que llevan cinco años realizando monitoreos ambientales en los que los resultados han arrojado que de que en los últimos nueve años se ha perdido el 70% de los árboles de esa zona.
También refirió que los animales se han visto afectados, pues en Tlamaya habitaban miles de colibrís, quienes ante la deforestación han tenido que migrar a otros sitios, además cada vez es menos común encontrar luciérnagas, ardillas y otros animales que solían verse en estos bosques.
“Antes habían retenes, pero ya no y entonces a medio día o cualquier hora bajan y no pasa nada. Y hay muchos animalitos que dependen de la flora y la fauna y antes había una zona de puros colibrís y pues ya no encuentran refugio, las aves se van pero las tusas y otros animalitos no pueden migrar y por los incendios también se han llegado a morir”, expresó Mario Hernández.
Cuidadores han sido amenazados
Eduardo N, reveló para Los Titulares que así como él y otros 40 propietarios de predios en esta zona han sido amenazados.
Destacó que aunque se contrató un guardabosques para evitar la tala de árboles, la persona encargada de vigilar el bosque para conservar las áreas naturales, fue amenazada de muerte, por lo que prefirió desistir de su labor.
En ese sentido, refirió que hasta el momento no han hallado una forma de detener la deforestación de esta región entre los límites de Puebla y Tlaxcala.
_Este contenido fue producido con el apoyo del Institute for War And Peace Reporting y la mentoría de Animal Político, en el marco del programa Mexican Journalism Resilency._