Menu

Hasta 300 mil pesos semanales ganan talamontes de La Resurrección en Puebla

Fotografías: Omar Contreras 

Desde 2014 se ha intensificado la tala de árboles en zonas boscosas entre la junta auxiliar de La Resurrección, San Miguel Canoa y La Malinche, por lo que en los últimos años los grupos de talamontes han ido en aumento.

Tal es el incremento de la deforestación, que se venden polines a luz del día en diferentes zonas de la capital poblana, sin que las autoridades hagan algo al respecto, convirtiendo estas prácticas en un negocio sumamente redituable, y es que como mínimo generan entre 175 mil pesos a 300 mil pesos semanales por la venta de dichos ejemplares.

De acuerdo con Eduardo N, quien prefirió omitir sus apellidos por temor a represalias, son al menos dos grupos quienes se dedican a derribar árboles de 20 a 30 metros, los cuales tienen al menos 50 años de antigüedad.

Foto: Omar Contreras

Oyameles y encinos, lo más solicitados

Eduardo, quien también es propietario de 10 hectáreas en la zona del Yuntajo, indicó que son los oyameles y encinos, los más comercializados.

Estos árboles suelen venderse regularmente para la venta de polines y los principales clientes son la industria de la construcción y madedererías, parte de lo que sobra se vende como leña.

Un árbol genera ganancias de 3 mil 500 a 7 mil pesos 

De acuerdo con propietarios de algunas hectáreas de esta área boscosa, los polines rondan entre 65 a 100 pesos.

“La mayoría de árboles que cortan los talamontes, sacan los oyameles, pinos para vender polines y tablas, los venden en la capital poblana y los madereros sacan entre mil y mil 500 polines, y los usan para la construcción”, indicó otro propietario anónimo.

Refirió que un árbol grande puede generar hasta 50 polines, y calculan que como mínimo a la semana se llegan a talar hasta 50 árboles de esta zona.

“Hemos estado batallando con estos grupos, los carboneros y los talamontes y de San Miguel Canoa y son necios y de alguna manera han encontrado la impunidad y aunque se les denuncia y pues no actuaron y de hecho se les puede parar, y llegan a una zona donde pueden intervenir las autoridades pero no lo hacen”, señaló.

Foto: Omar Contreras

Modus operandi

Originarios de la Resurrección aseguran qué está problemática es del conocimiento tanto de las autoridades municipales, como estatales y federales.

Señalaron que los talamontes suelen acudir a las zonas boscosas después de la media noche para poder cortar los árboles sin que los habitantes de estas demarcaciones se den cuenta.

Autoridades omisas

Aunque ciudadanos han interpuesto denuncias sobre estos hechos ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la situación no ha cambiado.

Mario Hernández, habitante de La Resurrección señaló que llevan cinco años realizando monitoreos ambientales en los que los resultados han arrojado que de que en los últimos nueve años se ha perdido el 70% de los árboles de esa zona.

También refirió que los animales se han visto afectados, pues en Tlamaya habitaban miles de colibrís, quienes ante la deforestación han tenido que migrar a otros sitios, además cada vez es menos común encontrar luciérnagas, ardillas y otros animales que solían verse en estos bosques.

“Antes habían retenes, pero ya no y entonces a medio día o cualquier hora bajan y no pasa nada. Y hay muchos animalitos que dependen de la flora y la fauna y antes había una zona de puros colibrís y pues ya no encuentran refugio, las aves se van pero las tusas y otros animalitos no pueden migrar y por los incendios también se han llegado a morir”, expresó Mario Hernández.

Al menos 40 propietarios han sido amenazados

Eduardo N, reveló para Los Titulares, que así como él, otros 40 propietarios de predios en esta zona, han sido amenazados.

Destacó que ante estos actos que afectan al medio ambiente, se contrató un guardabosques para evitar la tala de árboles, sin embargo la persona encargada de vigilar el bosque para conservar las áreas naturales, fue amenazada de muerte, por lo que prefirió desistir de su labor y hasta el momento no han hallado una forma de detener la deforestación de esta región entre los límites de Puebla y Tlaxcala.